Qué ver

Iglesia de Santa María de Suegos

Suegos

Antiguamente denominada Santa María de Suevos, en recuerdo a los suevos, antiguo pueblo bárbaro que invadió Galicia.

Obra del s. XVI con posteriores reformas del XVIII, de nave rectangular, otra transversal con transepto cubierto de bóveda nervada en terceletes y ligaduras, presbiterio con bóveda de cañón y pórtico sobre la entrada meridional de la nave. En el frente, lleva arco adintelado y hurna con la Virgen de la Inmaculada en piedra y hermosa torre sin terminar.

Igrexa Santa María de Suegos, O Vicedo

Conserva en el interior dos retablos de estilo rococó. El derecho de dos cuerpos policromado y con imágenes de Santa Escolástica, Santa Rita, Santa Apolonia (pintada al óleo), Santo Domingo de Guzmán y Santa Teresa de Jesús. El izquierdo también de dos cuerpos y con imágenes de San Roque, San Antonio, San Ramón Nonato y una Virgen con el Niño pintada al óleo. En la sacristía se conserva un hermoso cáliz del siglo XVII de plata cincelada y con ángeles en el pie, una custodia del siglo XVII, de sol, plata, estilo renacimiento con conchas y ángeles, y un cáliz más sencillo de plata.

A continuación señalamos algunas notas históricas relativas a dicha iglesia, y recogidas por Juan Donapetry en su libro «Historia de Vivero y su concejo»:

La pintura del retablo mayor y las imágenes que aparecen en el, fue encargada a D. Pedro de Insoa, pintor y vecino de Viveiro, el 6 de junio de 1618, por el licenciado Souto, cura de Suegos, y Pedro Fernández, primicerio de la iglesia, en nombre de todos los vecinos.

Igrexa Santa María de Suegos, O Vicedo

Don Juan Antonio Osorio y Bolaño, Párroco de Suegos, otorgó testamento el día 15 de diciembre de 1758 y por él se instituye cuatro misas de aniversario, rezadas y perpetuas, en esta iglesia y altar de la cofradía de Nuestra Señora de los Dolores, con su novena, por la limosna de cuatro reales de vellón cada una, las cuales carga sobre una casa que tenía en la villa de Viveiro, próxima al canto de Santiago, la que deja a dicha cofradía, así como una herencia sita en el Chao de Liñares, términos de San Pedro de Mosende, y además mil reales de vellón para la erección, servicio y aumento de la referida cofradía.

El 29 de octubre de 1826, el cura párroco don Nicolás Abadín y Toxeiro, el fabricario Emilio Ribeira y más vecinos de esta parroquia, terminaron el baldosado de las sepulturas de cantería que necesitaba la iglesia, por cuenta de sus propias rentas, siendo cada sepultura tan ancha y larga como las viejas que hay en la capilla mayor y de grueso cinco pulgadas; cada uno constará de tres piezas, la del medio con un agujero, por donde quepa la llave para levantarla; las sepulturas de los párvulos se colocarán contra las paredes y se pagarán con la rebaja que merezcan con respeto a las mayores; la obra había de estar finalizada el 14 de agosto de 1827 y se contrató a Juan Cocina, vecino de la parroquia.