Se dice que fue mandada construir por Fernán Pérez de Andrade a finales del s. XIV. Tiene nave rectangular con techo de madera a dos vertientes y profusión de canecillos lisos en el tejaroz. En la frente, la puerta principal con dos arquivoltas de baquetillas, ornamentadas de aletones en la parte interior y de cabezas de clavo exteriormente.
En el tímpano, de directriz apuntada, aparece el escudete de los Andrade, en cuyo borde ve la leyenda consabida, en letra gótica, y a los lados un jabalí y un lebrel en actitud de persecución. Dibujos geométricos decoran las mochetas. Sobre altas jiras, un par de columnas acodilladas por cada lado en capiteles de hojas y animales fantásticos en actitudes retorcidas.
La puerta de entrada es adintelada y sin adorno alguno, aunque es fácil suponer que en la reforma del s. XVIII la puerta original, de arco ojival, se colocó en la sacristía para que sirviera de hornacina a una imagen.
El arco triunfal tiene astrágalo además de la impuesta. Más reducido en ancho y largo el presbiterio, pero a la misma altura que la nave y con modillones idénticos en el tejeroz. Tanto las ventanas del ábside como las de la nave fueron ampliadas en reformas posteriores.
En los ángulos superiores de la fachada del pórtico se conservan un cordero con la cruz lobulada y un jabalí con una pieza redonda el mástil en la grupa, elementos ornamentales y simbólicos que antes estuvieron en los piñones de la nave.
El lpórtico es ya obra del s. XVIII, como lo demuestra la inscripción: YZOSE SDO. CVRA ANT. DNEZ. AÑO 1736. En el muro del penal preside una hornacina de vieira con una escultura pétrea de San Pablo con libro y espada. A los pies una espadaña de dos vanos con coronamiento redondeado, y por el costado meridional de la nave un pórtico cubierto, el cabildo con vanos protegidos por un enrejado de madera.
El retablo principal, de estilo rococó, con tres hornacinas en el cuerpo principal y un relevo de San Pablo en el ático, es obra de un buen entallador del último tercio del s. XVIII.
En el ajuar litúrgico destaca una cruz parroquial de plata, con tres abultamientos en la cebolla, el Cristo en el anverso y San Pablo en el reverso, y el punzón VARELA, sin duda el platero del mismo nombre que trabajó en Mondoñedo a comienzos del s. XIX.